miércoles, 7 de marzo de 2012

Vida de pansón


Todo iba bien en vida todavía hasta hace una semana. Ya me había repuesto de lo que los desgraciados me robaron.  Empezaba a salir con una chava de nombre Danna.  Mi carma se había acabado.

Hace dos años mi vida era distinta. Vivía como señor. Tenía mujer, hijo, trabajo y estaba  panzón.  Solo me de dicaba a trabajar, atender a mi familia y los domingos ver la tele. Tuve mis momentos de felicidad con mi familia.

Me dormía con mi hijo, me levantaba con una sonrisa,  me dedicaba a darle amor a mis seres queridos. Pero todo tiene un final. Desgraciadamente la economía era un factor importante.   Con mis míseros 1550 semanales no me alcanzaba para mantener un hogar. Mi ex mujer (Diana), por el problema económico decidió trabajar. A mí desde un principio nunca me pareció la idea, pues mi hijo (Brandon), estaba demasiado chico. Solo tenía 8 meses.

Desgraciadamente mi antigua pareja ya había tomado su decisión. Comenzó a trabar en una empresa, como secretaria. Yo le tenía profundo respeto, amor y por supuesto, confianza. Comenzó a ganar más dinero que yo.  Ese tema salía a relucir en nuestras discusiones.                  Me pegaba en mi orgullo. Me pisoteaba.

Ella comenzaba a trabar más tiempo, pues al parecer no le gustaba convivir conmigo, ni con mi bebe. Cuando llegaba del trabajo buscaba cualquier pretexto para pelear. Me frustraba. En una discusión me confeso que le desesperaba atender a mi hijo. Yo me empecé a alejar de ella.  Aunque le hacía notar que no me dolía: lloraba por dentro.

Llego el día que todo exploto. A ella se le ocurrió la grandiosa idea de llegar en la madrugada. Llego a un aproximado de las dos de la mañana. Ese día estaba lleno de desesperación he impotencia pues pensé que le había pasado algo. Cunado oí que abrían la puerta. Salí corriendo del cuarto, y ella estaba borracha y todavía tuvo el descaro de pasar a su compañera de borrachera. La verdad me puse furioso y con voz prepotente mande a chingar a su madre a la perra esa. No quise decir nada. Me subí al cuarto con mi hijo lo abrase y me dormí con él.

Ella subió y me empezó a reclamar del porque corrí a su amiga. Decía que ella tenía derecho de salir a distraerse. Yo solo la escuche y me quede callado. Me levante enojado. Agarre una cobija y envolví a mi nene. Tome la cartera y el celular.

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