lunes, 12 de marzo de 2012

La feria



Llegó la feria a mí colonia. Para mí es un día más de desmadre. Todo empezó el sábado por la noche. Nos reunimos todos los amigos en el lugar de siempre. Al reunirnos  todos, pasamos y comprar las respectivas chelas pues sin ellas no hay fiesta. Lógico yo me compre mi agua de Jamaica. Jugando y echando relajo entramos a la feria. Yo como estoy dolido del corazón pues había terminado con mi novia. Me estaba consolando con mi amiga Rebeca, con abrazos y besos cariñosos. Es muy buena amiga, en todos los sentidos.



Me intentaron subir al carrusel. Yo opuse resistencia, pero me terminaron subiendo a la fuerza. Se la pasaron molestándome. Yo no les contestaba nada pues soy hombre de pocas palabras.



Vi a la chava que siempre me a gustado. No le hablaba. Tomé una decisión muy drástica: le hablé.  Con singular sonrisa me correspondió mí saludo. Platicamos y la invité a tomar un helado al siguiente día. La acompañé unos cuantos metros hasta la entrada e la feria. Sé despido de mí; nos pusimos de acuerdo para vernos al siguiente día.

Ya como a las doce de la noche, me fui a mí casa. Estaba cansado de tanto reír.



Llegó el domingo y fui a trabajar. Un día bastante aburrido. Lo mismo de siempre. Al Salir del trabajo me fui directamente a ver a la dama. Al llegar al lugar que nos quedamos de ver: ella me estaba esperando. Fuimos a la feria. Me cayó bastante bien.

Al dar las 11 de la noche la llevé a su casa pues toda dama se mete temprano a su casa.



Ya fatigado me dirigí a mi casa, pero en el camino escuché que me gritaban. Era primo  Bryan, que venia todo golpeado. Le pregunté qué le había pasado. Él me respondió que lo habían agredido unos de chavos, en la feria. Si pedir más explicaciones le dije que me esperara en la esquina. Fui corriendo a mi casa. Saqué la pistola de mi papá, coloqué las 15 balas y le puse el seguro. Le avisé a mi hermano lo que había pasado. Él se puso su pantalón y salimos de la casa. “Todos unos machos”.

Nos dirigimos corriendo a la esquina. Al llegar ya estaba un pequeño grupo de cinco (incluyendo a mi primo). Todos con los muscos tensos y dispuestos a dar golpes: entramos a la feria.

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